Miercoles de recuperación

El día de ayer me dormí tarde, eran las 11:15 p. m. cuando me acosté. Me quedé dormido rápido, aunque desperté algunas veces durante la noche. Pensé que no descansaría bien, pero logré un buen tiempo de sueño para recuperarme y tener energía para enfrentar el día de hoy.
Me levanté a las 6:00 a. m. Miré por la ventana: había una neblina ligera, y la mañana era fresca. Fui a la cocina y preparé un café. Me senté en la sala, y poco a poco fui despertando mientras lo tomaba. Quise adelantar algunas actividades. Tenía que lavar mi bici; una buena limpiada a la transmisión ayudaría a que el recorrido fuera más fluido. La frescura de la mañana me motivó a limpiar la cocina: habían quedado algunos platos y era el momento indicado para hacerlo.
A las 6:30 a. m. salí al patio. Charly ya esperaba su comida. Le di su ración y preparé la bici para lavarla. Los minutos ganados me darían tranquilidad para salir con tiempo rumbo al trabajo. Salieron varias cosas que hacer y, como siempre, el tiempo se fue volando. Terminé haciendo las mismas cosas en los mismos tiempos que otros días.
Empecé a preparar el desayuno. Ya había alimentado a los perros; salí a verlos y todos estaban en orden. Solo quedaba preparar la mochila con la ropa que llevaría al trabajo. Aún sentía un malestar en las rodillas, así que decidí hacer un recorrido tranquilo.
Llegó el momento de desayunar. Compartí algunos minutos con mi esposa. Luego coloqué las luces en la bici y salí rumbo al trabajo. Una vez más, el tiempo lo traía encima: 5 minutos de retraso.
Inicié el recorrido. Aunque quería hacerlo ligero, la primera subida elevó de inmediato los pulsos, lo necesario para que el cuerpo respondiera. Entré a carretera firme, analizando el tráfico con precaución en los segmentos angostos. Pasaba por los lugares habituales; todo en orden. Convivía con los autos y ellos me daban mi espacio.
La subida del gas Silza la hice tranquilo. Es el punto donde suelo exigirme un poco. El refugio ahora estaba ordenado; pude pasar a un lado de los taxis parados. Una bombera pasó veloz con sirenas encendidas; me orillé, ocupaba parte del acotamiento. Tomé el camino que va a la orilla del Blvd 2000, rumbo a El Laurel. Quería tranquilidad, y ese camino la da.
Subí a 16 km/h. Tocaba la parte fácil: 4 km. Ajusté una velocidad media de 25 km/h. Llevaba un retraso de unos 7 minutos. El camino fue tranquilo: no hubo tráileres que inquietaran ni autobuses parados que me obligaran a hacer sprints.
Llegué al trabajo en 30 minutos, sin haber entrado a zona 5. La mayor parte del recorrido fue en zona 3. Fue fácil recuperarme. No me exigí, pero tampoco sacrifiqué tanta velocidad. Fue una salida agradable.

Miercoles de recuperación

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