Martes soleado ruta rapida

Seguimos con días frescos. A pesar de que han sido soleados, sopla un viento que hace agradable la jornada.
Hoy me levanté más tarde de lo normal. Aunque podría haber seguido dormido unos minutos, mi cuerpo ya pedía activarse, pero otra parte de mí deseaba quedarse en la cama. Me levanté a las 6:15 a. m. Mi esposa ya llevaba unos minutos despierta, tenía una junta de trabajo. Me levanté en silencio. Sentí las piernas algo cansadas, todavía resentidas por el desgaste del domingo. Aunque ya había hecho esa cantidad de kilómetros antes, la intensidad con la que los hice esta vez fue la diferencia.

Después de caminar unos pasos, el hormigueo en las piernas empezó a disminuir.
Me preparé un café. Al mirar por la ventana, noté una ligera capa de neblina. Parecía que el sol no saldría con fuerza desde temprano.
Fui a mi computadora, tenía varias cosas por revisar. El tiempo, como siempre, pasó volando. Tenía que apurarme para cumplir con las actividades diarias y salir con tiempo hacia el trabajo.

Al salir al patio para darle de comer a Charly, confirmé la frescura que ya se intuía desde la ventana. Un clima muy agradable para estar afuera.
Luego tocaba alimentar a los otros cuatro guardianes. Todos comen por separado, así que lo hice rápido. Pronto entré en calor. Esa rutina matutina es la que me activa desde temprano.
Todos los guardianes estaban felices, llenos de energía.
Preparé un desayuno sencillo. Lo que le da valor al día es compartir algunos minutos con mi esposa antes de salir.

Salí a las 8:05 a. m. Ya era tarde. Me despedí de mi esposa y, con todo listo en la mochila, comencé el recorrido en bici.
Inicié con velocidad. En los últimos meses, los entrenamientos han sido más intensos. Ahora los pedaleos tienen más fuerza, por lo que puedo alcanzar mayores velocidades sin tanto desgaste.
Tomé el camino hacia Tijuana. Mi velocidad media era de 25 km/h. Dejé que el cuerpo encontrara su ritmo, metiendo uno que otro sprint corto solo para recuperar velocidad.
Pasé por el Maclovio sin interrupciones. Tomé el camellón y puse un cambio ligero para subir hacia el gas Silza. No quería que se dispararan los pulsos, así que en cuanto sentía que subían, bajaba la intensidad.

Pronto llegó la bajada. Solo había que estar atento para no resbalar: tramos de piedra y arena. En cuanto hubo un espacio, tomé la carretera libre a Tijuana. Estaba despejada; el carril lento era para mí, sin autos.
Me detuve brevemente en el alto del Refugio. En cuanto cambió a verde, avancé. No había taxis detrás, así que aproveché para hacer un sprint y pasar junto a los que estaban detenidos.

Tenía ganas de exigirme un poco, así que tomé toda la carretera hasta incorporarme al Blvd 2000. Subí con marcha rápida, logrando 18 km/h sin entrar en zona 5. La bajada la usé para recuperarme mientras disfrutaba cruzando por monte.
En el último tramo vi el reloj: ya eran las 8:30 a. m. Llegaría tarde al trabajo, pero no me inquieté. Avancé con intensidad moderada, cruzando los últimos 2 km en 5 minutos. El semáforo de Samsung detuvo mi marcha, pero no fue malo: casi llegaba, y el cuerpo necesitaba regularse.

Lo único incómodo fue que, al avanzar con el verde, un tráiler que se incorporaba a la carretera me obligó a hacer un sprint para completar los últimos 200 metros. Finalmente llegué. Me abrieron rápido.
Estacioné mi bici. El sol ya comenzaba a pegar con fuerza. Me senté un poco para que el cuerpo se recuperara antes de cambiarme en los baños de las instalaciones.

Llegué al trabajo satisfecho. Fue una ruta perfecta, de las mejores: no entré en zona 5, solo unos minutos en zona 4, velocidad media de 22 km/h, 30 minutos de recorrido. Con el cuerpo tranquilo, disfrutando cada kilómetro, sin exigirme de más.

Martes soleado ruta rapida

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