Ruta larga sin plan

Publicado el 22 June 2025

Imagen de la narraciĂłn

La ruta que se decidiĂł sola

Desde ayer tenía en mente salir temprano para hacer una ruta larga. Pero eso significaba levantarme antes de las 6:00 a. m.

El problema fue que me dormí tarde, y cuando desperté, ya eran las seis. Ademås, no me sentía muy animado. Pensé que haría mucho calor, que tal vez una vuelta corta como la de ayer sería mejor.

Ayer por la tarde estuve limpiando el patio donde estån El Oso y La Porra. Había crecido mucha maleza, y quería dejarlo limpio. Así que consideré que hoy sería buena idea continuar con eso.

Pero después de media hora, ya con el café terminado, me llegó la idea de salir. Entre mås pronto saliera, mås pronto regresaría. Con el cuerpo ya activo, podría seguir la labor del patio después.

Salí ligero: solo un bidón de agua, 200 pesos y el celular. Eran las 7:00 a. m. No hice mucho escándalo; mi esposa seguía dormida. Pero sabía que Charly haría su clásico enojo cuando me fuera. Ni modo.

El sol ya estaba alto, pero no hacía calor. Mi mente seguía pensando en una ruta corta, así que empecé el recorrido con buena velocidad. El clima era excelente, el cuerpo respondía, no se podía pedir mås.

Mientras avanzaba, empecé a planear el trayecto. Llegar al Valle de las Palmas sonaba ideal: 45 km, 2 horas de salida. Nada mal.

Subí hasta San Pedro. El camino ya me reconoce, y yo a él. No hay sorpresas, salvo el clima o los posibles compañeros ciclistas. Hoy no vi ninguno. Solo pasaban autos cargando bicicletas. Tal vez había una competencia.

Antes iban a la Presa El Carrizo, pero Ășltimamente ya no se ve tanto movimiento por allĂĄ.

Los autos me saludaban, me daban ånimos para continuar. Llegué a San Pedro en 38 minutos, a pesar de la subida. Seguía con buen ånimo.

VenĂ­a la gran bajada hacia la UABC. Es de mis preferidas. Mientras desciendo, la vista al valle se ve majestuosa. Son afortunados los estudiantes de estar ahĂ­. Me imagino llegando en bici, o explorando esa zona en horas libres.

El camino estaba tranquilo, muy pocos carros, y los que pasaban me daban espacio.

En cuanto llegĂł lo plano, comencĂ© a pedalear suave. No habĂ­a razĂłn para apretar; aĂșn faltaba mucho.

Las vistas eran buenas. La zona aĂșn conserva esa tranquilidad donde la modernidad no ha llegado.

Los campos siendo regados, la frescura de la mañana en su måxima expresión. Me sentía afortunado de formar parte de eso.

Seguían pasando autos con bicicletas. Cuando vemos a alguien en camino, surge la curiosidad: ¿quién serå? Tal vez lo conocemos, o tal vez solo compartimos el mismo impulso de avanzar.

Mi reloj avisaba: llevaba media de 25 km/h. A ese paso, llegarĂ­a al valle en una hora, justo como lo planeado.

Solo unos perros interrumpieron mi paz. Salieron de una casa, me siguieron unos metros. Ya no les doy confianza. Si los veo agresivos, prefiero bajarme. Cuando ven a alguien de pie, se alejan. Hoy se aburrieron y regresaron.

Finalmente llegué al parque. Estaba solo. Paré un poco, tomé agua.

Y ahĂ­ llegĂł el pensamiento: aĂșn tenĂ­a mucha energĂ­a.

Si regresaba serían 25 km mås. Pero si tomaba rumbo a Tecate, aumentaría a 50. El clima invitaba a seguir. Así que, sin pensarlo mucho, continué.

El poblado estaba tranquilo. Una muchacha lo comprobaba: corrĂ­a por las avenidas, entrenando.

Tomé la intersección a la carretera federal hacia Tecate. Ya sabía lo que venía: mucha subida. No muy inclinada, pero larga.

Pedaleaba ligero, 13 km/h. A ese paso, llegarĂ­a a Cerro Azul en una hora. Esa es la parte mĂĄs demandante.

Hoy era el día perfecto. No había tráileres —los que suelen usar el acotamiento para dar paso a autos—. Iba atento con mi espejo retrovisor. Más vale estar prevenido.

PasĂ© por un rancho en las alturas, algo que dice “Monasterio”. AhĂ­ es donde los ciclistas en autos estaban llegando.

Algunos ya estaban en pista, haciendo brincos en el cerro. Me hubiera gustado llegar, pero ya estaba cambiando demasiado el plan como para agregar una hora mĂĄs.

SeguĂ­ con mente clara. Subir era el objetivo.

Vi a un ciclista adelante. Lo alcancé tras unos minutos. Se veía fuerte, buena técnica. Hice algunos ruidos para avisar mi paso; no es agradable que alguien pase a centímetros sin avisar.

Nos saludamos. Era un señor mayor, unos 70 años, con una fuerza increíble. Pensé que lo dejaría atrås, pero venía a mi ritmo.

En el camino, varios ciclistas descendĂ­an, entre ellos varias chicas. Todos en solitario, como yo, a gran velocidad. Eso no impedĂ­a saludarnos.

Hay respeto y admiraciĂłn entre quienes compartimos la calle.

Antes de llegar, vi los restos de un accidente. Un trĂĄiler de cervezas TECATE. Asfalto manchado, partes calcinadas, latas reventadas.

Mientras mĂĄs subĂ­a, mĂĄs latas cerradas veĂ­a, tiradas por la carretera.

Finalmente llegué a Cerro Azul. Pensé que el calor sería mås fuerte, pero estaba agradable. La altura del lugar hace que el viento fluya.

No parĂ© a descansar. El bidĂłn aĂșn estaba casi lleno. PararĂ­a en Tecate.

El trayecto de Cerro Azul a Tecate fue agradable: zonas planas, bajadas intensas.

La del Rancho Tecate es de las mejores: te regala kilĂłmetros sin esfuerzo.

La Ășltima subida antes de llegar a Tecate es interesante. PensĂ© que se me complicarĂ­a, pero no la sentĂ­ tan pesada.

Finalmente, llegué a Tecate. No entré a la ciudad. Aunque sé que no es permitido, usé la carretera cuota. Un solo ciclista no llama tanto la atención.

Avancé con cuidado, lo mås a la derecha posible. Es un tramo plano, salvo unas subidas cortas. Kilómetros fåciles.

Me incorporé a la carretera libre a Tijuana. El acotamiento estaba libre, poco tråfico.

Casi llegando a Toyota, pensĂ©: Âżbajar por la Presa El Carrizo? La Ășltima vez no me fue tan bien. ÂżBuscar vereda por el monte? ÂżO bajar por carretera?

Mientras lo pensaba, vi que no habĂ­a autos. DecidĂ­ por la tercera opciĂłn. Si bajaba a 50 km/h, cruzarĂ­a ese segmento rĂĄpido.

AsĂ­ fue. Dos carros a lo lejos me respetaron.

Quedaban los Ășltimos kilĂłmetros, de Toyota a casa. No sentĂ­a el clĂĄsico cansancio. Tampoco el desgaste mental de “ya querer llegar”.

SeguĂ­ por carretera sin complicaciones.

Al llegar al puente de San Pedro, el viento se puso en contra. Serían pesados
 pero agradables.

Quedaban algunas subidas mĂĄs. Los Ășltimos esfuerzos, la subida moderada.

La Ășltima bajada me ayudĂł a regular el cuerpo, bajar los pulsos, recuperar temperatura.

Llegué un poco cansado, pero satisfecho.

HabĂ­a hecho una gran ruta. SentĂ­ el viento. El sol. La libertad.

đŸ—ș Ruta asociada

  • 📍 Nombre: Circuito Tecate – Valle de las Palmas
  • 📏 Distancia: 70.25 km
  • ⏱ Tiempo estimado: 220 min
  • đŸ”„ CalorĂ­as estimadas: 2308 kcal
  • ⭐ Dificultad: 5 / 5
  • ⚠ Peligrosidad: Media
  • âŹ†ïž AltimetrĂ­a: Desnivel positivo: 998 m – Ascenso total: 12.42 km
  • 💓 Zona cardĂ­aca: Z4/Z5
  • 🌀 Fluidez: Media

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