Jueves rutina dinámica, ruta relajante

Publicado el 19 June 2025

Imagen de la narración
Ayer por la tarde, el sueño ya se estaba apoderando de mí, así que adelanté las actividades pendientes. El plan era dormir más temprano, por lo que preparé el lonche para hoy. Solo tenía ese pendiente más demandante. Después de eso, me fui a dormir. En poco tiempo quedé profundamente dormido.

Hoy por la mañana, mi cuerpo pedía despertar a las 5:00 a. m. Mi esposa iría a la oficina, así que ya estaba despierta desde hacía unos minutos. Me levanté. Aún estaba oscuro, el clima era fresco, no había neblina. Preparé un café y lo tomé despacio mientras revisaba las notificaciones en el celular.

Después de unos minutos salí al patio. El carro de mi esposa estaba empolvado; necesitaba una sacudida y una revisión rápida para asegurarme de que estuviera en buen estado. Charly andaba muy energético, corriendo de un lado a otro. Sabía que hoy sería un día diferente: los cambiaría de patio.

Mi esposa salió rumbo al trabajo a las 6:00 a. m. Mientras tanto, yo me entretuve limpiando un poco el patio y clasificando la herramienta que había usado últimamente para reparar mis bicis.

En poco tiempo, tocaba comenzar con la rutina obligatoria: dar de comer a los perros, llenar sus cubetas de agua y regar las plantas.

Como estaba solo en casa, me preparé un sándwich para el desayuno.

Tenía que mover a los guardianes. Primero le abrí la puerta a Bestia. Él entró y el patio quedó libre para darle paso a Oso. Él ya sabía que hoy era su día de cambiar de espacio; estaba atento a la puerta. En cuanto abrí, salió corriendo de alegría mientras hacía un chillido de emoción. Comenzó a marcar todo lo que encontraba a su paso.

Ahora tocaba mandar a Charly con Porra. Ese movimiento es el más complicado: Charly tiene que cruzar la calle. Esperaba que no se distrajera con algún perro o que no buscara pelea, pero fue muy obediente: salió directo al patio y Porra ya lo esperaba.

Después fue el turno de Duna. Estaba dentro de la casa. Al ver que traía el cinturón en la mano, quiso salir de inmediato. Como no estaba mi esposa —a mí me tiene algo de miedo— se apresuró en cuanto abrí la puerta. Corrió hacia Oso. Los dos se emocionaron de verse y comenzó la persecución.

Bestia se quedó solo al frente, cuidando la casa. No le gusta estar solo… a ver cómo le va.

Ya tenía todo listo para partir rumbo al trabajo: la bici lista, la ropa para cambiarme al llegar, el equipo de seguridad puesto.

Al salir, esta vez no había sol. El clima era fresco, agradable para recorrer la ciudad.

Al salir de la colonia noté más tráfico de lo habitual. Me tomó tiempo incorporarme a la carretera. Avancé veloz: la bajada lo permitió. A lo lejos vi el primer semáforo; ahora sí, me tocaría detenerme. A un lado, un camión de gas hacía explosiones recurrentes, lo que volvía un poco desagradable el momento.

Esperé en el alto, contemplando la escena matutina: todos atentos, cumpliendo sus tareas diarias.

Cambió a verde y avancé. No había motivo para acelerar. Aunque salí unos cinco minutos más tarde, no urgía llegar temprano al trabajo, así que comencé con un pedaleo suave y constante. No hubo interrupciones, todo fluía. Me incorporé al camellón sin problema y tomé la subida con velocidad, pero sin desbordarme.

Apareció la bajada, esa que relaja, que refresca el cuerpo y la mente. Analicé el tráfico: podía cambiar de carril, y eso hice. Un taxi que bajaba estudiantes de la UTT detuvo mi ritmo, pero no importó. Cualquier pausa es buena para observar y sentir el día.

Después llegué al refugio: zona que requiere precaución para cruzar entre los taxis. Hice un sprint en cuanto tuve el carril libre para salir rápido de ahí.

Seguí por el bulevar 2000 para subir al Laurel. No había mucho tráfico, así que decidí ir directo. Aunque ya podía tomar la carretera —esa que por tanto tiempo estuvo obstruida por los juegos mecánicos—, sería en otro momento.

Al subir al Laurel, el tráfico en la carretera estaba calmado. Avancé por el 2000 hasta el puente que da acceso al bulevar Los Olivos. Ya tenía tiempo que no pasaba por ahí desde que empecé a salir por las vías.

Bajé rápido, continué el camino. Eran las 8:25. Ya era tarde, pero no aceleraría: el tiempo que gano en llegar lo gasto recuperándome, así que no es muy buen negocio.

Revisaba mi espejo retrovisor continuamente para esquivar los tráilers estacionados. De repente me rebasó el scooter que vuela, el de mi compañero de trabajo. Llevaba unos 35 km/h. Yo seguía en lo mío, pedaleando a 26 km/h.

Finalmente llegué al trabajo. No hubo novedades. El último tramo fue tranquilo. Me abrieron el portón rápido, estacioné la bici y me quedé un rato bajando la temperatura corporal.

Una vez más, el recorrido fue agradable, con un desgaste moderado, buen tiempo… y sintiendo el día desde temprano con intensidad.

🗺 Ruta asociada

  • 📍 Nombre: Trabajo - Ruta de ida
  • 📏 Distancia: 11.31 km
  • ⏱ Tiempo estimado: 33 min
  • 🔥 Calorías estimadas: 305 kcal
  • ⭐ Dificultad: 2 / 5
  • ⚠️ Peligrosidad: Media
  • ⬆️ Altimetría: Plano con pendientes suaves
  • 💓 Zona cardíaca: Z2
  • 🌀 Fluidez: Alta

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