Jueves de ritmo fluido: 35 minutos de libertad

Publicado el 12 June 2025

Ya casi termina la semana. Se empieza a sentir esa satisfacción y alegría anticipada del fin de semana.

Hoy salimos a tiempo, sin contratiempos de última hora. Junto con dos compañeros caminamos rumbo a nuestros vehículos, en mi caso, mi bicicleta.

Al salir, el movimiento era intenso: personal de distintas empresas terminando sus turnos. El clima fresco acompañaba, aunque el sol seguía golpeando.

Avanzamos hacia el estacionamiento. Los autos nos cedieron el paso, así que el cruce fue rápido. Nos despedimos, y ahí estaba mi bici, sola como siempre.
Revisé las llantas —buen aire—; los frenos, en orden. Todo listo.

Últimamente he salido sin tantos rituales de preparación. Hoy no fue la excepción. No me cambié de ropa, sólo el chaleco reflectante y el casco. Pedaleando con ropa de oficina, un look que tal vez se vea raro, pero que ya no me preocupa.

Me posicioné frente al portón. La espera fue breve. Me abrieron y avancé con cuidado; había peatones y motos, así que puse atención al incorporarme a la carretera.

Arranqué fuerte, tomando buena velocidad desde el inicio. Aunque el semáforo de Samsung estaba en verde, pronto cambiaría a rojo; sabía que me tocaría detenerme, así que no forcé el paso.

Esperé unos momentos y, como es costumbre, planifiqué el siguiente segmento: los autobuses de Samsung estaban saliendo, así que necesitaba incorporarme rápido a mi carril completo. Lo hice con decisión, igualando la velocidad de un auto que me acompañó hasta pasar sin complicaciones.

Me sentía fuerte, manteniendo el ritmo. Alcancé promedios de 26 km/h durante los siguientes dos kilómetros. Es un tramo tranquilo: los autos en su carril, yo en el mío.
El aire fresco acompañaba mientras el sol daba esa calidez que tanto se extraña en diciembre a esta misma hora.

Llegó el tramo de terracería y la gran subida al Laurel. Subí con fuerza; a mitad del ascenso cambié a un desarrollo más ligero y coroné sin problema. Desde lo alto, la vista siempre invita a contemplar: la ciudad agitada, mientras yo avanzaba en calma, escuchando mi cuerpo y disfrutando la tarde.

El camino fue tranquilo hasta el Refugio. Muchos jóvenes haciendo ejercicio, algunos en grupo de entrenamiento; otros paseaban perros. Es agradable ver cómo aún hay vida al aire libre.

Al llegar al Refugio siempre se requiere concentración: decidir si ir por camellón, carretera libre o banqueta, según el tráfico del momento. Hoy fue una combinación: algo de banqueta, y cuando se despejó el paso, cambié al camellón.

La subida de Gas Silza exigió lo suyo, pero logré subirla sin necesidad de pedalear parado. Los autos subían lento mientras yo los dejaba atrás.

Esta vez no había oficiales controlando el cruce de la gasolinera. Me detuve; los autos me dieron el paso para cambiar de carril.

Seguí con atención: alrededor puede haber taxis bajando pasajeros o perros cruzando. Hoy nuevamente apareció ese perro negro de Las Cariñosas. Me siguió algunos metros; tuve que frenar un poco.

Los autos respetaron mi espacio. Pasé la gasolinera de Ojo de Agua; los autos me cedieron el paso una vez más.

Ya en los últimos dos kilómetros, aceleré, logrando una velocidad de 22 km/h. Fue el tramo donde, por la intensidad, llegué a zona 5 de esfuerzo. Era la última parte, quería cerrar con emoción.

Llegué a casa en 35 minutos. Seguimos mejorando el tiempo. Cinco minutos menos, y será equivalente a ir en auto en un día de tráfico moderado.
Terminé el recorrido satisfecho, por sentir la libertad y aprovechar el trayecto como entrenamiento mientras me traslado al trabajo.

🗺 Ruta asociada

  • 📍 Nombre: Trabajo - Ruta de regreso
  • 📏 Distancia: 11.10 km
  • ⏱ Tiempo estimado: 36 min
  • 🔥 Calorías estimadas: 320 kcal
  • ⭐ Dificultad: 3 / 5
  • ⚠️ Peligrosidad: Media
  • ⬆️ Altimetría: Subida progresiva (139 m positivos)
  • 💓 Zona cardíaca: Z3/Z4/Z5
  • 🌀 Fluidez: Alta

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