Miércoles de rutina, precisión y cadencia

Publicado el 11 June 2025

Miércoles.

Volvieron los sueños interrumpidos. Despertaba continuamente en la noche, viendo el reloj, esperando que fuera la hora de levantarme.
A las 5:50 a. m. volví a verlo; ya era una hora decente para despertar. Los síntomas del resfriado eran mínimos; ya había pasado lo peor.
La mañana estaba fresca, con neblina, como en los días recientes.
Preparé un café y revisé el teléfono; todo estaba en orden. Una notificación me dio tranquilidad: el reembolso de un disco duro que había llegado defectuoso. No pude inicializarlo, pero como era un producto sin política de devolución, inicié el proceso. Dudé que fuera sencillo, pero el vendedor me regresó el total sin necesidad de enviar el producto de vuelta. Algo que, sin duda, agradezco; todavía se pueden hacer negocios sencillos en eBay.
Revisé una lista de actividades pendientes en mi computadora. Son varias, pero con orden y prioridad se pueden realizar.
Veía las recientes noticias, las deportaciones en USA se han puesto intensas, provocando manifestaciones. Sin duda, el caos en el mundo es algo que nunca dejará de existir.
Necesitaba comenzar con la rutina. Entre más rápido prepare el desayuno, más probabilidades tengo de salir a tiempo.
Inicié: sartén al fuego, lento, para preparar unos huevos a la mexicana.
Mientras tanto, alistaba las porciones para cada perro y preparaba lo necesario: cargar las luces de la bici, revisar la presión de aire y la cadena, limpia y lubricada.
Le di de comer a Charly, que siempre come muy rápido. Duna, como siempre, esperando su turno; Bestia, comiendo con pausas, contemplando y agradeciendo lo que recibe.
A lo lejos, Porra y Oso, esos perros que siguen viviendo en estado salvaje, siempre alertas como cazadores. Por estar más apartados, su carácter es más rudo.
Regué mi pequeño durazno, limpié el agua de sus cubetas de mis perros. El sartén seguía calentándose, por lo que tenía que hacer las cosas rápido. Regresé, acitroné las cebollas y después coloqué el tomate. Todo se hacía por pasos, mientras preparaba también mi mochila para el trabajo.
Termine de preparar el desayuno, mi esposa me acompañó . Fue tranquilo y agradable. Ya estaba listo para salir rumbo al trabajo.
Coloqué las luces y avancé. No hubo tiempo de calentamiento: desde los primeros metros aceleré. La primera subida me obliga a hacerlo.

Me incorporé rápido a la carretera libre a Tijuana. Un clima fresco y despejado me acompañaba. A 600 metros vi el semáforo en rojo; si me apuraba, aprovecharía el cambio a verde justo a tiempo para no detenerme. Así lo hice: subí la velocidad y mis cálculos funcionaron. Pasé sin detenerme. Esa cadencia me llevó hasta Maclovio Rojas con buena velocidad, sin esfuerzo, solo dejando llevar el cuerpo.
Los autos, a vuelta de rueda, se hicieron notar. Era hora de cambiar de carril para incorporarme al camellón. Aproveché el hueco de un auto, tomé el carril, luego el otro, y salí por el retorno para seguir por el camellón.
Esta subida la tomé con buena intensidad. Veía la frustración de los conductores mientras me esforzaba para subir.
Llegó la bajada, esa que marca la mitad del recorrido y permite recuperarme para seguir.
En un retorno, un tráiler se incorporó a la carretera y aproveché su movimiento para colocarme en el carril lento. Los autos respetaron mi espacio y mantuvieron distancia. Los taxis me dieron pase para continuar sin problemas por el refugio. Todo fluía sin estrés, ruta tranquila.
Pasé por la Guardia Nacional, ese lugar donde la gente hace sus ejercicios matutinos. Contemplaba la escena mientras avanzaba. Llegué a esos incómodos juegos mecánicos que obstruyen la carretera; maniobré para cruzarlos.
En las vías ya no había perros. Pasé rápido, con mucha intensidad.
Me quedaban 12 minutos para recorrer 2 km. Podría haber bajado la intensidad, pero el cuerpo ya venía acelerado, así que en el último tramo seguí empujando: 28 km/h de media.
En el último semáforo mis cálculos fallaron. Aunque hice un sprint, no logré pasarlo; me faltaron unos 5 segundos. Decidí detenerme. No había nada que demostrar.
Llegué al trabajo en 29 minutos. Aún lejos de mi mejor marca de 26 minutos del primer año en bicicleta, aunque en esto de la velocidad influye mucho el viento; quizás aquel día tuve algo de ayuda.

🗺 Ruta asociada

  • 📍 Nombre: Trabajo - Ruta de ida
  • 📏 Distancia: 11.31 km
  • ⏱ Tiempo estimado: 33 min
  • 🔥 Calorías estimadas: 305 kcal
  • ⭐ Dificultad: 2 / 5
  • ⚠️ Peligrosidad: Media
  • ⬆️ Altimetría: Plano con pendientes suaves
  • 💓 Zona cardíaca: Z2
  • 🌀 Fluidez: Alta

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