Lunes, al terminar la jornada
Publicado el 09 June 2025
Al bajar las escaleras del estacionamiento, una manada de cuatro perros descansaba en los escalones. Esa simple presencia cambiaba por completo el ambiente. Nos despedimos;Mi amigo caminó hacia su carro y yo, como siempre, hacia mi bicicleta, que me esperaba sola, fiel a estas horas.
Me preparé con lo indispensable. Esta vez no me cambié de pantalón. Últimamente he dejado de esforzarme por proyectar la imagen de alguien comprometido con el ejercicio. He optado por un estilo más natural, como alguien que simplemente sale de trabajar y recorre una corta distancia hasta su casa.
Mi salida fue rápida. Me acerqué a la puerta para que el guardia de seguridad me abriera. Mientras esperaba, saludaba a algunos compañeros que también se retiraban.
El clima seguía soleado, pero agradable. Me sentía animado a hacer la ruta con una intensidad media. Aún tengo molestias por el resfriado, así que no me exigiría demasiado.
Una vez que se abrió la reja, me incorporé a la carretera. Avancé con velocidad moderada. El semáforo del cruce de Samsung estaba en rojo, así que esperé unos tres minutos. Observaba los autos sincronizarse para avanzar en cuanto el semáforo lo permitía.
Cuando me tocó pasar, avancé sin complicaciones. No había muchos camiones de Samsung, lo que anticipaba un recorrido más tranquilo. Mantenía un ritmo estable, atento a mi espejo para anticipar cualquier obstrucción: carros detenidos, un autobús parado.
Pasando la zona de ascenso de personal, un tráiler comenzó a maniobrar lentamente para salir. Tuve que hacer un sprint para evitar quedarme atrapado entre él y el flujo de autos. Ese esfuerzo repentino encendió mis ganas de mantener la intensidad, y así lo hice. Aceleré con decisión, siempre atento a los vehículos que venían detrás.
En uno de los segmentos vi a un ciclista en sentido contrario. Sin duda, una situación peligrosa tanto para él como para los que vamos en dirección correcta.
Seguí avanzando por la zona del monte hasta llegar a la subida del Laurel. La ligereza de mi bicicleta me ayudó a superarla sin esfuerzo. Después vino la parte fácil: una bajada larga hasta el Refugio. La hice con precaución; a esta hora el tráfico es denso.
Al llegar al Refugio, recordé que tenía que pasar por la ferretería a comprar una manguera para el baño. La que compré ayer no funcionó; se necesita una que combine dos medidas distintas para conectar el agua al tanque.
El semáforo estaba en verde. Crucé y llegué a la plaza El Refugio. Dejé mi bicicleta en la entrada de la ferretería y bajé la mochila para hacer la compra. Estuve buscando la medida correcta. La encontré sin problema. Eran las 6:50 p.m. Pensé que quizás ya no alcanzaría a comprarla, pero todo salió bien.
Con esa última pendiente resuelta, avancé hacia Tecate Libre. Me incorporé al camellón y subí con velocidad media la pendiente frente al gas Silza. Luego bajé hasta la gasolinera, donde unos oficiales controlaban el tráfico. Esperé a que me dieran el paso, había peatones cruzando, igual que yo.
Después de esa zona no hay muchas interrupciones, salvo los taxis que bajan gente. Hoy fueron tres detenciones completas. Aun así, llegué a casa en 41 minutos.
Un recorrido tranquilo, con los pendientes resueltos y la satisfacción de llegar completo, entero… a casa.
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