Lunes, 09 de junio de 2025- Resfriado y rutina

Inicia la semana laboral.

Durante la noche sentí sensaciones extrañas en el cuerpo. La temperatura corporal parecía más alta de lo normal; por momentos fue necesario descubrirme. Aun así, logré dormir.
Al revisar el reloj eran las 06:05 a.m.; mi esposa debía salir a las 6 en punto, así que me levanté de inmediato. Salí a revisar su carro y lo coloqué en reversa. El clima era fresco, con algo de neblina.

La sensación de estar resfriado continuaba, aunque no era un resfriado típico: no había dolor de garganta, los estornudos eran esporádicos, pero el cuerpo se sentía con menos energía, y la temperatura, algo elevada.

Mi esposa salió. Yo aproveché para limpiar un poco la cocina e iniciar la rutina con orden: alimentar a los perros, limpiar sus patios, cambiarles el agua.
Mientras hacía eso, me cuestionaba: ¿por qué sigo yendo al trabajo? ¿Por costumbre? ¿Reto? ¿Disciplina?
Tal vez solo quería pensar.
Empezaron a llegar recuerdos de todas las veces que he salido. A veces con ánimo, a veces en automático, pero pocas veces sin ganas.

Arreglé lo necesario, preparé la bici y salí. Charly, como siempre, se enojó al verme partir.
La ruta ya es parte de mí; de tanto recorrerla, se ha vuelto sencilla.

Me incorporé a la carretera libre. Crucé por el camellón, había espacio y aproveché el hueco. Comencé con pedaleo suave. Venía una bajada, y a lo lejos el semáforo rojo. Era una invitación al sprint: si lo pasaba, me ahorraría unos minutos.
Aceleré. Lo pasé sin problemas.

El cuerpo reaccionó de inmediato. Mantuve esa intensidad durante todo el trayecto. El tráfico era fluido; no tuve que detenerme hasta llegar al Refugio, donde los taxis obstruían el paso. Tomé la banqueta. Dejé de pedalear y pasé caminando, para no arriesgar entre los autos.

Seguía con la misma intensidad. La subida hacia El Laurel también la hice con buen ritmo: 18 km/h constantes. Pasé junto a los juegos mecánicos que estorban en la carretera, tomé el Bulevar 2000 y salí por el monte. Ese tramo siempre tranquiliza la mente.

Bajé de las vías hacia la carretera. Eran las 08:23. Aún ahí me probé de nuevo: aceleré y mantuve 27 km/h promedio. Cerca de Samsung, aguas sucias recorrían la calle, así que pasé con cuidado.

Llegué al tráfico algo agitado, pero el recorrido lo había hecho con intensidad alta, en un tiempo total de 30 minutos.

Esta vez no hubo reflexión, solo un camino que me esperaba… y que tenía que recorrer.

Lunes, 09 de junio de 2025- Resfriado y rutina

🗺 Ruta asociada