Miércoles junio 04 2025-Mañana fresca.

A pesar de que el día de ayer dormí tarde —11:10 p. m.—, mi sueño fue excelente según mi smartwatch.
Eran las 5:50 a. m. y quería seguir dormido, algo extraño en mí, ya que últimamente no había superado el sueño después de las 6:00 a. m.
Esta vez me levanté a las 6:15; unos minutos más me costarían demasiado, afectarían mi rutina.
Rápidamente bajé a la cocina a preparar un café para terminar de despertar. La mañana era fresca, los pájaros cantaban y el suelo parecía mojado: había lloviznado por la noche.

Preparé el café para acelerar el cuerpo.
No había notificaciones en mi smartphone, así que fui a mi cuarto, me senté en la silla de oficina y lo disfruté mientras revisaba los reportes financieros actuales.
No hubo cambios: las inversiones siguen estables, pero lentas.

Ya faltando diez minutos para las 7:00 decidí apurarme. Ya no quiero salir tarde de casa; la ruta en bici se vuelve intensa y no tengo intención de exigirme.
Lavé algunos platos en la cocina mientras les daba de comer a los perros. Todo estaba en orden fuera de la casa.
Los platos de los perros aún tenían agua, lo que confirmaba la llovizna nocturna.

Las actividades las estaba haciendo más pronto de lo acostumbrado, lo que me daba cierta tranquilidad y la satisfacción de salir al trabajo a tiempo.
Preparé el desayuno a fuego lento: unos huevos a la mexicana, cebolla y tomate friéndose mientras alistaba mi ropa, junto con la ropa extra que llevo para el recorrido en bici.

Fui a la tienda a comprar tortillas. Es algo que, sin duda, le da un plus al desayuno: algo fresco, recién hecho.
Esta vez tuve suerte; apenas las estaban descargando del auto. Hay días en los que tengo que regresar porque aún no han llegado.

Preparé la mesa e invité a mi esposa. Esta vez sí pudo acompañarme; minutos antes tenía una llamada del trabajo y pensé que tal vez desayunaría solo.
Comimos con calma gracias a los minutos ganados.
Hice los últimos ajustes a la bici y a mí mismo. Esta vez metí a Charly: no quería que me ladrara al partir.

Salí de casa muy tranquilo. Quería mantener zonas bajas en el trayecto e hice el esfuerzo por no actuar por impulso.
Cambios ligeros, sin exigencias.
El reto serían las subidas, y las hice lo más calmado posible. Sentía que me estaba desbordando, pero pude contenerme.

La bajada me dio un respiro antes de llegar al refugio. Ahora tocaba la otra subida, que también tomé con calma.
Llevaba un buen tiempo, a pesar de ir relajado.
Ya faltando los últimos dos kilómetros, con seis minutos restantes, sabía que llegaría sin problemas.

El compañero que va en su scooter me pasó sin dificultad, a unos 35 km/h, contra los 22 km/h que yo llevaba.
Llegué completo al trabajo, sin exigencias, pero sí un poco concentrado por mantener ritmos bajos cuando uno ya está acostumbrado a la intensidad.

Miércoles junio 04 2025-Mañana fresca.

🗺 Ruta asociada