Martes, despertar entre nubes

Publicado el 03 June 2025

El clima contrastĂł por completo con el de ayer. Esta vez amaneciĂł nublado, con una frescura que anticipaba un dĂ­a mĂĄs tranquilo. Me levantĂ© a las 5:40 a. m.; ya se me ha hecho costumbre despertar antes de las seis, pero hoy fue distinto: los perros comenzaron a ladrar tan temprano que terminaron por despertarme. A esta hora, cualquier sonido basta para activarme.

Aunque abrĂ­ los ojos, aĂșn no estaba del todo convencido de querer estar despierto. Pero volver a dormir ya no era una opciĂłn. PreparĂ© cafĂ© y tratĂ© de activarme lo mĂĄs pronto posible. Ya no estaba tan oscuro como hace un mes: los dĂ­as empiezan a alargarse.

RevisĂ© las notificaciones del telĂ©fono; todo parecĂ­a en orden. Estar al pendiente de ellas se ha vuelto esencial: puede haber problemas en el trabajo que requieran algĂșn soporte.

Últimamente he estado analizando mi sueño con los registros del smartwatch. Es interesante descubrir quĂ© tan acertada puede ser la tecnologĂ­a para medir el descanso. A veces creemos haber dormido bien, pero los datos muestran que el sueño no fue del todo reparador. Y eso se nota al rendir durante el dĂ­a.

Para acelerar el despertar, me subĂ­ unos diez minutos a los rodillos y pedaleĂ© dentro de casa. En minutos, el cuerpo se activa, como si entendiera que hay que ponerse en marcha. La rutina de fuerza tambiĂ©n se ha ido consolidando como hĂĄbito. Fortalecer los mĂșsculos es algo que solemos dejar de lado, pero con el paso del tiempo el cuerpo lo necesita, y mucho.

El tiempo avanzĂł rĂĄpido. A las 7:00 a. m. ya estaba preparando el desayuno: unos omelets sencillos pero nutritivos, justo lo necesario para empezar con energĂ­a. Esta vez tuve la fortuna de compartir esos minutos con mi esposa. Fue un momento agradable, entre anĂ©cdotas, pensamientos y palabras que siempre reconfortan. Disfruto mucho esos espacios.

A los perros ya les había dado de comer. La ida en bici al trabajo no sería la excepción hoy. Ajusté lo necesario y, faltando cinco minutos para las ocho, salí rumbo al trabajo.

El trayecto no tuvo nada fuera de lo comĂșn. Esta ruta se ha vuelto relajante, aunque a veces sorprende. Hoy pensĂ© hacerla calmada, pero pasĂ© mucho tiempo en zona 4. Curioso, porque no fue una salida particularmente veloz: lleguĂ© en 31 minutos, igual que ayer, aunque ayer estuve mĂĄs tiempo en zona 3. Algo que vale la pena analizar.

Aun asĂ­, estas rutas matutinas le dan un sentido distinto al inicio del dĂ­a. Llegar despierto, con energĂ­a y claridad al trabajo, es un privilegio. Y mĂĄs aĂșn sabiendo que elijo una forma de transporte que no contamina. Ser ecologista ya no es un lujo ni una moda: es una necesidad. El cambio climĂĄtico nos estĂĄ obligando a cambiar, y cada grano de arena cuenta. Hoy, pedaleando, sentĂ­ que soy parte de ese cambio.

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