Miércoles 28 de mayo, cambios en las reglas de ingreso al trabajo
Publicado el 28 May 2025
La frescura y la tranquilidad de la mañana ayudan a relajar la mente desde temprano.
Hoy aproveché para cocinar algo para la cena, hice entrenamiento de fuerza y limpié el patio. Al llegar la hora, comencé con la rutina: alimentar a los perros y desayunar.
Ayer había limpiado la casa, así que las actividades de hoy se sintieron más agradables, más ligeras, como si el orden externo ayudara también al interno.
Ajusté la bici y preparé las luces preventivas. Mientras lo hacía, servía el desayuno. Es uno de los momentos que más disfruto: estar con mi esposa, compartir esos minutos antes de que el día nos lleve por caminos distintos.
Salí rumbo al trabajo a las 8:00 a. m. Las rutas de entrenamiento del fin de semana han dado resultado: tengo más fuerza, me agoto menos.
Hoy no hubo tráfico como ayer, cuando la fila llegaba desde Rendichicas hasta El Refugio.
Tomé el camino con determinación, regulando la intensidad en las subidas, sin excederme. Fue un recorrido fluido, sin incidentes.
Ya en el trabajo, ahora entro por otra rampa, la que abre el guardia. Ya no quieren que las bicicletas se mezclen con los autos. Es una regla con dos caras.
Desde un ángulo, parece una solución práctica para evitar accidentes causados por la imprudencia o la torpeza al volante.
Pero también es una forma de marginar a la bici, de sacarla del camino en lugar de enseñarle al auto a compartirlo. Es una medida que revela cómo aún cuesta aceptar a la bicicleta como parte del tránsito cotidiano.
“No se trata solo de una rampa. Es otra forma sutil en la que el mundo sigue diciéndole a la bici que se haga a un lado.”
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