La mente: aliada o traición

La mente es el arma más poderosa que tenemos.
Pero también la más peligrosa.
Puede levantarte cuando el cuerpo ya no puede más…
O puede hacerte caer aunque no haya ninguna amenaza real.

No es tu amiga por defecto.
No es tu enemiga tampoco.
Es una fuerza.
Y como toda fuerza, necesita dirección.

Cuando la entrenas, te sostiene.
Te despierta cuando hay que despertar.
Te empuja cuando hay que resistir.
Te recuerda quién eres cuando el mundo quiere que lo olvides.

Pero si la descuidas…
Te habla en susurros de duda.
Te arrastra hacia el miedo.
Te inventa excusas perfectas para no moverte, no actuar, no avanzar.

Es capaz de sabotearte con argumentos brillantes:
“No vale la pena.”
“No estás listo.”
“Ya lo harás mañana.”
“Total, nadie lo nota.”
Y tú, si no estás atento, le crees.

Por eso el verdadero trabajo no es físico.
Es mental.
Es vigilar tus pensamientos como si fueran cuchillas.
Es saber cuándo una idea viene de tu poder…
Y cuándo viene de tu sombra más temerosa.

La mente puede ser tu aliada.
Puede ayudarte a cruzar 130 km con un solo plátano.
Puede sostener una página, una rutina, una transformación completa.
Pero solo si tú decides.

Porque si tú no decides,
ella lo hará.
Y si la dejas sin guía,
te traicionará con dulzura.