El ritmo que no necesita números

Viernes 14 de noviembre de 2025

Desde inicio de la semana había pronóstico de lluvia entre jueves y viernes. Ayer por la tarde ya se sentía una ligera brisa y las nubes grises cubrían el cielo.
Hoy desperté a las 06:00 a. m. El ambiente estaba tranquilo y los perros también. Mi primera idea era ir al trabajo en carro, pero conforme avanzaba la mañana noté que, aunque seguía nublado, la lluvia no amenazaba con caer pronto. El pronóstico se había movido para la tarde y sería poca cantidad.
Comencé la rutina de siempre: alimentar a los perros, preparar el desayuno. Al salir al patio caía una llovizna muy ligera, sin señales de lluvia fuerte en las próximas horas. Lo decidí: iría en bici. No parecía que fuera a llover en el trayecto.
Hice los preparativos con calma. Aunque últimamente no salgo tan temprano, he llegado a buen tiempo, y hoy preferí mantener ese ritmo. Desayuné con mi esposa y salí de casa a las 08:05 a. m. Todo indicaba que sería un recorrido agradable; el clima fresco ayudaría.
Estoy bajando la intensidad estos días. Trato de hacer rutas eficientes: sin sprints, sin cambios forzados, solo cadencia constante. Hoy ni siquiera encendí el ciclocomputador. Aun así avancé con fluidez. El tráfico estaba algo movido, pero me permitió avanzar sin interrupciones. La primera subida me exigió un poco, pero recuperé rápido en la bajada. No pude cambiar de carril desde el camellón hasta antes del semáforo del Refugio, aun así seguí avanzando sin parar.
En la zona de taxis pude continuar por el carril sin necesidad de subir a la banqueta. Para ese punto calculaba una media aproximada de 21 km/h. Llegó la subida hacia El Laurel y la tomé sin aumentar intensidad. La bajada por el Blvd. 200 llegó pronto: ahora tocaba disfrutar el tramo plano y en descenso. Hubo muchos tráileres interrumpiendo la ruta, pero mantener un ritmo controlado ayudó a anticipar sus movimientos.
No me detuve hasta llegar al trabajo. Terminé el recorrido en 30 minutos, con una velocidad media aproximada de 22 km/h. Fue una ruta tranquila, eficiente. La manera de pedalear, sin forzar, ayudó a recuperar rápido en el estacionamiento. Poco desgaste. Y lo mejor: aun sin medir nada, la velocidad media se mantuvo buena.

El ritmo que no necesita números

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