La patilla rota
Publicado el 07 November 2025
Viernes 7 de noviembre de 2025
La semana laboral había llegado a su fin.
La tarde se sentía densa; la oscuridad ya comenzaba a cubrirlo todo. Salí con paso firme hacia el estacionamiento: todo indicaba que sería un día normal. La bicicleta estaba en su lugar. Esta vez no me cambiaría: llevaba un jean y una camisa de manga larga, suficiente para contener el frío.
Sin perder tiempo, preparé mi equipo de seguridad —chaleco, casco— y sincronizé Strava. La puerta del estacionamiento tardó en abrir; parecía que el control remoto no respondía. El guardia salió para acercarse al sensor. Finalmente, el portón se abrió.
Avancé con cuidado, cruzando por la zona peatonal, y me incorporé al carril. La tarde fresca invitaba a acelerar, y eso hice, pero el primer semáforo me detuvo, como siempre. Aproveché para observar los alrededores; me sentí afortunado de no pasar mis tardes atrapado en el tráfico. A lo lejos, los camiones de Samsung comenzaban a salir de su estacionamiento. Ya sabía que, al llegar a esa zona, debía salir del carril y tomar un camino alterno para no compartir ruta con ellos.
Pasando esa zona, el trayecto mejoró. Tocaba disfrutar.
Ahora tomaría un camino con mucha inclinación por la zona de Paseos del Vergel, un camino tranquilo poco tráfico. Avancé con buena velocidad por el Blvd. Olivos Norte hasta llegar un poco antes del Blvd. 2000. Ahí comenzaría la escalada. Bajé al cambio ligero y comencé el ascenso. El ritmo fue lento, pero constante. Alcancé la cima con esfuerzo y, en la bajada, recuperé el aire.
⚙️El error
Entonces llegó el error.
Mi bici tenía un detalle: al llegar al último cambio, el desviador se quedaba pegado y no regresaba a la estrella chica. Un golpe leve solía bastar para corregirlo. Pero esa vez lo hice mal. Di una patada al desviador y, en lugar de tocar la zona segura, golpeé el desviador extendido. La pieza se dobló hacia los rayos, bloqueando la llanta y rompiendo el soporte.
Estaba en problemas. No era una reparación que pudiera hacer ahí. Era de noche y aún no sabía el nivel del daño. Tal vez algún rayo roto.
Paré y revisé: el desviador impedía que la rueda girara. Apenas llevaba cuatro kilómetros y faltaban siete más para llegar. Sería un regreso maratónico.
🌙 El regreso
Avancé por la banqueta, empujando la bici con cuidado. Sabía que cargarla todo el camino sería imposible. Necesitaba encontrar una forma de liberar la rueda. Al llegar al puente del Laurel, el calor me sofocaba; la ropa no era la adecuada para el esfuerzo. Me quité la camisa de manga larga, quedé solo en camiseta y comencé a revisar con calma.
Tuve suerte. Encontré un cable que me permitió ajustar el desviador para que no rozara el rin. Logré que la bici avanzara, aunque la cadena aún golpeaba el cassette. Aun así, podía moverme.
Caminando llegué a Plaza Sendero. Hice otro intento y conseguí que la cadena dejara de golpear. Con ese ajuste, la bici rodaba sin obstrucciones, aunque solo podía usarla en bajadas o tramos planos, impulsándome con el pie.
La noche ya había caído.
El tráfico del viernes complicaba todo. Pensé en llamar a mi esposa para que fuera por mí al Refugio, pero esa zona siempre se vuelve un caos a esa hora. Mi plan fue avanzar más allá del congestionamiento y, ya en zona tranquila, pedirle que me recogiera.
🚗🚙🚦💥 El caos del refugio. 😵💫
En algunos tramos logré subirme y avanzar más rápido. Al llegar al semáforo del Refugio, el caos era total: autos, claxonazos, luces por todos lados. Eran las 6:50 p. m. Logré cruzar y, por fin, pude hacer la llamada.
Le pedí a mi esposa que me recogiera en la gasolinera CONOCO de Maclovio Rojas. Aún no estaba ahí, pero calculé que llegaría caminando justo a tiempo. Avancé por el camellón con la bici a un lado; era subida, sin alternativa. Me sentía tranquilo: el caos del tráfico ya había quedado atrás. Los autos avanzaban lento, y al llegar a lo alto pude volver a montar: una bajada larga, metros fáciles ganados.
Llegué a la gasolinera y hablé con mi esposa. Aún venía en camino. Le pedí que me esperara en el Carl’s Jr. del Maclovio, un lugar más seguro. Aprovecharía para comprar unas hamburguesas y cerrar el día con algo de calma.
Avancé los últimos metros rodando, dando impulso con el pie. Cuando llegué al lugar, mi esposa también estaba llegando.
🏁🌙Fin: 🏁🌙
El día accidentado terminaba. Desarmé la bici y la subí al auto. Mis manos quedaron negras de grasa; limpiarlas en el baño del carls´jr fue toda una tarea. Luego compré las hamburguesas.
Nos fuimos a casa.
Fue una vuelta breve, pero llena de lecciones. Una falla mecánica que había pospuesto reparar terminó arruinando el recorrido.
Después de tres años pedaleando, era la primera vez que mi bici quedaba inutilizable en el camino. Aun así, sentí cierta satisfacción: podría haber llegado a casa por mi cuenta si lo hubiera querido. Pero no había necesidad de hacerlo extremo.
Era suficiente.
🗺 Ruta asociada
- 📍 Nombre: Trabajo - Ruta de regreso
- 📏 Distancia: 11.10 km
- ⏱ Tiempo estimado: 36 min
- 🔥 Calorías estimadas: 320 kcal
- ⭐ Dificultad: 3 / 5
- ⚠️ Peligrosidad: Media
- ⬆️ Altimetría: Subida progresiva (139 m positivos)
- 💓 Zona cardíaca: Z3/Z4/Z5
- 🌀 Fluidez: Alta
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