Pedaleando hacia el fin de semana

Viernes 31 de octubre de 2025

Ayer tomé un día de vacaciones. La intención era trabajar en casa, dividir el patio y evitar que los perros se pelearan, además de acomodar algunas cosas para que no las rompieran.
Estuve trabajando hasta la tarde; terminé algo cansado, pero aun así, a las 6:00 p. m., salí a dar una vuelta en bici hacia San Pedro. Me cayó la noche en el camino, aunque fue un recorrido tranquilizante: la brisa fresca equilibró el calor del día.

Me dormí a las 10:30 p. m. y tuve un descanso reparador, aunque solo alcancé 15 minutos de sueño profundo.

Hoy desperté a las 7:00 a. m., algo tarde comparado con los días anteriores. Tomé las cosas con calma: preparé café, alimenté a los perros y cociné el desayuno.
Desayunamos tranquilos con mi esposa, con esa sensación de orden y descanso que trae el inicio del fin de semana.

A las 8:08 a. m. inicié el recorrido rumbo al trabajo. El clima era fresco y seco; el polvo que levantaban los autos flotaba en la colonia.
Esta vez me incorporé rápido a la carretera libre. Empecé con velocidad alta, aprovechando la bajada, sin prisa a pesar de la hora. El tráfico estaba calmado; mantuve una media de 26 km/h hasta la primera subida, donde cambié a marcha ligera y subí con cadencia alta.

Hace días había sentido una molestia en la rodilla izquierda, que hoy se calmó al evitar fuerza excesiva en el pedaleo. Ahora prefiero cuidar las rodillas, usar cambios más suaves y mantener ritmo constante.

En el Refugio, el caos habitual: autos impacientes intentando avanzar. Me detuve en el semáforo y, al cambiar a verde, salí con intensidad. Un taxi subiendo pasaje me obligó a tomar precaución; por suerte, mis luces frontales y el chaleco reflectante me hicieron visible.

La segunda subida, hacia El Laurel, exigía más. La enfrenté con alta cadencia y cambio suave hasta incorporarme al bulevar 200. Mi velocidad media era de 21 km/h; a partir de ahí, el tramo era de bajada. Pedaleé con cadencia rápida, manteniendo una media de 28 km/h.

En la recta final, los tráileres redujeron mi ritmo, pero aun así llegué al trabajo en 29 minutos, con una velocidad promedio de 23 km/h.
He mantenido esta media durante el último mes, pero cada vez el cuerpo responde con más calma y menos desgaste.
El pulso promedio fue de 133 ppm y el consumo energético de 289 kcal: una vuelta agradable, suficiente para activar el cuerpo desde temprano y disipar el sueño pesado con el que desperté.

Pedaleando hacia el fin de semana

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