Cuando la noche alcanza al camino

Publicado el 08 October 2025

Miércoles 08 de octubre de 2025

Los días avanzan rápido. Las tardes se acortan y la oscuridad llega antes. Hay cierta nostalgia en eso: la sensación de que el día ya no alcanza para mucho. Aun así, estoy por cumplir tres años usando la bicicleta para ir al trabajo, y mientras no llueva, nada me ha detenido.

Caminé hacia el estacionamiento. El aire fresco de octubre hacía más ligera la tarde. Pronosticaban lluvias por un huracán que se acercaba, aunque esperaba que no llegaran con fuerza. Hoy tuve compañía: una compañera de trabajo que hizo más llevadero el camino entre autos impacientes que rara vez ceden el paso.

Al llegar, solo estaba mi bicicleta. Revisé lo de siempre: presión de llantas, frenos, luces. Todo en orden. Me preparé con calma: chaleco fluorescente, luces encendidas, mochila al hombro.

Salí sin contratiempos.
El regreso exige más que la ida: todo el trayecto es en subida y cada kilómetro demanda fuerza constante. No planeaba exigirme; la noche pide atención más que velocidad.

Durante varios tramos compartí el camino con los autobuses de Samsung, esos que obligan a usar el carril izquierdo para darles espacio. Pasado ese punto, la vía se abrió y el tráfico disminuyó. El trayecto hasta las vías fue relajado, casi silencioso.

Hoy decidí tomar el camino hacia Plaza Sendero. Por el Laurel había sobreruedas y quería evitarlos. La subida al bulevar 2000, aunque inclinada, ya no representa un reto. Recuerdo cuando intentaba esquivarla; ahora me resulta casi placentera.

La bajada hacia Sendero fue tranquila. Los autos respetaron mi espacio y eso permitió disfrutarla sin presión. No había tanto tráfico, el ambiente era sereno. Tomé un pequeño segmento en sentido contrario —no me gusta hacerlo, pero a veces es la única forma segura de avanzar—.

En el Refugio, el tráfico estaba más controlado. Crucé sin esperar demasiado; no había la desesperación de otros días.
El sol se despedía, los últimos rayos cruzaban el bulevar. Avancé por el camellón con ritmo moderado. No había récord que romper: la seguridad es lo primero.

Desde ahí observé los autos avanzar a vuelta de rueda, una larga fila hasta la gasolinera. Yo, en cambio, seguía fluyendo entre ellos, sin interrupciones. Me incorporé a la carretera federal hacia Tecate. Pensé que ese tramo sería más rápido, pero los taxis se detenían constantemente para subir o bajar pasajeros. Mi media se quedó en 17 km/h. A tres kilómetros del final intenté mejorarla, pero el tráfico lo impidió.

En el semáforo de Ojo de Agua bajé revoluciones. El último tramo lo hice con calma.
Llegué a casa cuando la oscuridad ya cubría todo.

Tiempo total: 37 minutos.
Velocidad media: 18 km/h (mi récord sigue en 20.5 km/h).
No lo tomo como prioridad. Llegar seguro vale más que cualquier registro.

🗺 Ruta asociada

  • 📍 Nombre: Trabajo - Ruta de regreso
  • 📏 Distancia: 11.10 km
  • ⏱ Tiempo estimado: 36 min
  • 🔥 Calorías estimadas: 320 kcal
  • ⭐ Dificultad: 3 / 5
  • ⚠️ Peligrosidad: Media
  • ⬆️ Altimetría: Subida progresiva (139 m positivos)
  • 💓 Zona cardíaca: Z3/Z4/Z5
  • 🌀 Fluidez: Alta

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