Vuelta rápida, mirada clara

Me levanté a las 6:20 a. m., unos minutos más tarde de lo habitual. Fui directo a la cocina, preparé café y aproveché la mañana para recoger un poco la casa. Tenía el plan de salir temprano al trabajo, pero entre tantas tareas terminé saliendo hasta las 8:07 a. m.

Sabía que era momento de hacer una vuelta rápida pero estratégica. Subir la intensidad, sin desgastar de más.

El clima fresco ayudó. Inicié con fuerza, me incorporé rápido a la carretera y mantuve un ritmo estable, sosteniendo velocidades promedio de 25 km/h. Los primeros kilómetros fueron fluidos, sin embotellamientos, aunque en Maclovio Rojas hubo que ir con cuidado: entradas y salidas constantes de carros y taxis.

Me subí al camellón sin problema. Esa subida temprana exigía algo al cuerpo aún frío, pero sirvió para elevar la temperatura justo antes de entrar en zona de bajada y plano hacia El Refugio. Me incorporé bien por la zona de los bomberos, y ahí sí, el tráfico estaba detenido. Crucé por la banqueta, bajándome brevemente de la bici. Una vez más, el flujo volvió.

Ya con el plan en mente de evitar los juegos mecánicos, tomé la vía con más inclinación. Otra exigencia que respondí con intensidad. Aún traía buena velocidad: media de 20 km/h antes de la bajada final.

Los últimos tres kilómetros fueron rápidos. En el Blvd. Los Olivos todo fluyó hasta que los tráilers cortaron mi impulso: no logré romper la barrera de los 30 km/h de media. El semáforo de Samsung me detuvo al final. Lo aproveché para bajar pulsaciones y enfriar el cuerpo antes de los últimos metros.

Llegué al trabajo sin incidentes. Fue un viaje limpio, eficiente. Poco desgaste. Mayor parte del tiempo en zona 3. La zona 5 apenas se asomó.

Estos días son perfectos para ir al trabajo en bici: el clima fresco permite subir intensidad sin consecuencias. Y una vez más, agradezco ver el mundo desde mis ojos, con esa frescura. Aún mejor, sin sobresaltos.

Vuelta rápida, mirada clara

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