Del trabajo a casa, pedaleando el viernes

La semana laboral llegaba a su fin. Al salir del trabajo, el aire se sentía más fresco de lo habitual y el sol regalaba sus últimos destellos, brillantes pero sin fuerza.
En el estacionamiento noté que la llanta frontal de la bicicleta estaba baja de aire. Hacía mucho que no tenía una ponchadura, así que no me sorprendió. La revisé rápido: no vi ningún objeto clavado, así que la inflé un poco. Con el menor peso en esa rueda, confié en que aguantaría hasta casa.

Activé el registro en el smartwatch y el ciclocomputador. Me abrieron la puerta del estacionamiento y arranqué con buena intensidad, sintiéndome fuerte. El semáforo de Samsung me detuvo un momento; el tráfico de viernes exige paciencia, y en bici, aún más cuidado con los autos.

Como salí unos minutos tarde, ya alcanzaba la última fila de autobuses de Samsung. Tras pasarlos, el camino quedó libre y apreté el paso, manteniendo una media de 25 km/h. Subí por las vías hacia el Blvd 2000: la inclinación exigía fuerza, pero la bajada hasta Plaza Sendero equilibró el esfuerzo.

Últimamente he optado por tomar un tramo de banqueta rumbo al Refugio, evitando así la carretera con autos. Es un poco más seguro. El Refugio, como siempre, era un caos de carros aventándose sin lograr avanzar. Esperé lo justo y, casi llegando a los bomberos, logré incorporarme al camellón. Mi plan era sostener una media de 20 km/h, así que apreté en la subida. Mantuve 16 km/h, sintiendo cómo la frecuencia cardíaca subía y luego bajaba al superar la cuesta.

En esta ocasión no había tránsito dirigiendo. Hice una breve pausa en el alto ficticio, salí del camellón y tomé el camino lento hacia la carretera federal rumbo a Tecate. El sol ya se había ocultado y la claridad escaseaba; encendí las lámparas para continuar. En el tramo plano logré una media de 28 km/h, aunque la perdí al detenerme a comprar unos tacos para cenar.

Con solo dos kilómetros restantes, tocaba recuperar el promedio. Aceleré en la última subida, exigí lo que quedaba y terminé en casa con una media final de 19.7 km/h.

Fue una vuelta completa, marcada por el esfuerzo y un clima agradable, aunque la oscuridad creciente anuncia que en los próximos recorridos tendré que bajar el ritmo por seguridad.
Llegué satisfecho: había cerrado la semana cumpliendo, cada día, con la bicicleta como compañera de camino al trabajo.

Del trabajo a casa, pedaleando el viernes

🗺 Ruta asociada