Mañana tranquila, camino veloz

El día amaneció tranquilo. No hubo ladridos de perros durante la noche y pude dormir profundamente; el descanso fue tan reparador que desperté con energía, con la sensación de haber alcanzado una calificación perfecta en mi sueño.

La mañana la tomé con calma: alimenté a los perros, preparé el desayuno mientras mi esposa, aún algo resfriada, me acompañaba. Desayunamos sin prisas y después me alisté para salir.

Arranqué a las 7:59 a. m., un poco tarde, así que sabía que tendría que apretar el paso. La estrategia era clara: más velocidad significaba menos tiempo en el camino… aunque también más tiempo de recuperación después.

El clima ayudaba: fresco, sin nubes ni neblina, con un sol que iluminaba sin quemar. Desde los primeros kilómetros aceleré con intensidad y me incorporé rápido a la carretera federal. Iba probando un ciclocomputador, atento a cada número que aparecía en la pantalla.

Mantuve un ritmo constante por encima de los 25 km/h, sin sentir tanto esfuerzo. El tráfico fluía y eso me daba seguridad. Al iniciar la subida por el camellón me encontré con una patrulla que ocupaba parte del espacio, pero logré sostener una media de 24 km/h hasta llegar al Refugio. Los taxis no estaban en su sitio habitual, lo que me permitió avanzar sin trabas.

El siguiente reto llegó con la obstrucción de los juegos mecánicos. Opté por una carretera alterna, más inclinada, y la enfrenté con intensidad. Alcancé una media de 20 km/h en la subida, exigente pero manejable, hasta que llegó la recompensa: la bajada hacia las vías, perfecta para recuperar.

Ya en el bulevar Los Olivos, llegó el momento de volar. Aceleré con todo, alcanzando velocidades superiores a los 30 km/h y tocando picos de 33 km/h en un segmento, un registro mejor que cualquiera de mis marcas anteriores.

El semáforo de Samsung me detuvo brevemente, pero retomé el ritmo rápido en los últimos metros. Terminé la ruta con una media de 25.3 km/h, acumulando 8 minutos en zona 5 y otros 8 en zona 4. Fue exigente, aunque sé que con el tiempo el esfuerzo se volverá más llevadero.

Como era de esperarse, tardé unos 8 minutos en recuperar la temperatura normal. Esa es la desventaja de apretar sin control, pero también lo que da emoción: una ruta intensa, divertida, que le puso chispa a la mañana.

Mañana tranquila, camino veloz

🗺 Ruta asociada