Entre el aire fresco y el caos

25 de septiembre de 2025

Los días siguen soleados.
Las mañanas aún son frescas, lo suficiente para alistarme con calma: dar de comer a mis perros, preparar lo necesario y salir rumbo al trabajo.

Hoy desayuné solo un sándwich y un plátano. Logré salir a las 7:55 a. m. de casa. Los guardianes quedaron atentos cuidando el hogar mientras yo me lanzaba a la carretera.

Desde los primeros metros quise sostener la racha de intensidad, mantener esa velocidad media de 23 km/h que se ha vuelto un reto personal. El sol todavía no golpeaba y el aire fresco de la mañana empujaba a favor.

Los kilómetros iniciales transcurrieron tranquilos hasta llegar a la subida hacia gas Silza. Ahí la escena se complicó: muchos carros a vuelta de rueda por reparaciones en la carretera. Hice maniobras, subí al camellón, atento siempre a los conductores que se desesperan y buscan adelantar sin medir riesgos.

Antes de llegar al Refugio un tráiler se incorporaba a la carretera. Lo aproveché como respaldo para entrar también. En el alto no había taxis estorbando, llevaba ya 22 km/h de media. Quise poner más intensidad, pero otra vez el caos: juegos mecánicos invadiendo la vía. Me obligaron a desviarme hacia el puente. Tomé un tramo en sentido contrario, pegado a la banqueta. Un auto pitó, aunque yo iba casi sobre el borde. Raro: no acostumbro a ir contra el flujo, pero ese día no había opción.

Superado el obstáculo, me incorporé al bulevar 2000. El ritmo volvió. Pasando las vías, los próximos tres kilómetros fueron de puro disfrute: camino plano, pocos carros, cadencia firme. Toqué una media de 28 km/h.

En el semáforo de Samsung bajé un poco la velocidad. El rojo me obligó a detenerme. Avancé después por un pequeño espacio para no quedar atrapado entre demasiados autos.

El recorrido completo lo cerré en 28 minutos, con una media de 23.1 km/h. Fue exigente: cinco minutos en zona 5. El cuerpo respondió bien, aunque me tomó un poco bajar la temperatura. Llegué al trabajo despierto, con energía, disfrutando otra mañana sobre la bici, entre el aire fresco y el caos de la ciudad.

Entre el aire fresco y el caos

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