Valle de las Palmas: la recompensa del domingo

Publicado el 07 September 2025

Imagen de la narración
El sábado me había dormido tarde, casi a medianoche. Aun así, logré dormir corrido y a las seis ya estaba en pie. Tenía clara la meta del fin de semana: dos días de bici. El sábado estaba cumplido; el domingo, en cambio, empecé a dudar. Bastaron unos minutos y el ritual de dar de comer a los perros para que la decisión se afirmara: saldría.
Preparé la bici, comí un plátano y me lancé a la calle. El domingo es, sin duda, el mejor día para rodar: hay poco tráfico, casi nada de tráileres ni camiones. Empecé por Maclovio Rojas hacia la Conoco, un tramo de 6 km plano que sirve de calentamiento.
Al ver a otros ciclistas en ruta, el plan se fijó: Valle de las Palmas. Son 650 metros de altitud acumulada, buenas subidas, 25 km planos y una carretera tranquila. Subí a San Pedro con intensidad; el sol ya pegaba fuerte y lo hizo más demandante. En la bajada hacia la UABC recuperé algo, tomé agua sin detenerme y continué.
La carretera estaba serena, el clima agradable, el viento refrescaba y, en el tramo de 10 km con sombra de pinos rumbo al valle, la ruta se volvió más llevadera. El retorno lo marqué al llegar a la federal hacia Ensenada. El reloj marcaba 19 km/h de promedio, bajo para lo que buscaba, así que apreté más. En plano logré sostener 25 km/h y el promedio subió a 21 km/h antes de enfrentar lo más duro: la subida de regreso a la UABC y San Pedro. Larga, exigente… pero esta vez la superé sin gran dificultad.
Al coronar la cima, la bajada fue alivio. Con ritmo fuerte llegué a la carretera libre a Tecate. Restaban apenas 5 km, con las subidas constantes que conozco de memoria. El sol ya estaba fuerte y no busqué más distancia: pasé por la colonia y terminé.
El esfuerzo valió la pena. Logré mejorar mi velocidad media en los tramos de 20 km y 50 km, rompiendo mis mejores tiempos. Fue la señal clara de que el entrenamiento constante empieza a dar frutos.




👁 Leída 0 veces