Recorrido de entrenamiento – Domingo 17 de agosto de 2025
Publicado el 17 August 2025
Los domingos se han convertido en el mejor día para salir largo: menos tráfico, menos tráileres en la carretera y el cuerpo más descansado después del sábado. Esta vez, la bici 27.5 se quedó en casa. La transmisión y la cadena ya no daban confianza para una ruta de fondo. Tocaba estrenar la bici nueva.
La preparé la noche anterior: porta bidón, soportes de luces y los últimos detalles. La idea era salir a las 5:00 am, pero me dormí tarde y terminé abriendo los ojos a las 6:10. Afuera, la colonia amanecía tranquila, cubierta de neblina. El ruido de la fiesta del día anterior había desaparecido como si nunca hubiera existido.
Me hice un café para terminar de despertar y comí un plátano. A las 6:30 ya estaba en la calle. Más movimiento del que esperaba a esa hora, pero la carretera libre seguía ligera, lo que daba seguridad para rodar.
Primer tramo: colonia – San Pedro
Arranqué a velocidad media. Desde el inicio noté que costaba más de lo normal mantener buen ritmo: la bici aún se estaba ajustando, los cambios imprecisos y la cadena resbalando de vez en cuando. Nada grave, pero suficiente para marcar la diferencia.
El clima ayudaba: neblina espesa, nubes que cubrían el sol y un aire fresco que hacía llevadero el pedaleo. En la subida de San Pedro, el sol ya estaba alto, aunque oculto tras una nube que lo hacía parecer luna. Subí sin contratiempos, aunque no pude usar el último piñón porque la cadena se botaba. Al llegar arriba, revisé el reloj: ocho minutos más lento que mi mejor tiempo. No era casualidad, la ruta estaba costando.
Valle de las Palmas – rumbo a Tecate
Después de una breve pausa para fotos, vino la bajada hacia la UABC: rápida, cómoda, con la neblina cubriendo el valle como un manto. Escenario perfecto para rodar. El tráfico era mínimo, apenas unos autos. Aun así, mi velocidad en plano era más baja de lo normal: 21 km/h frente a los 25 habituales. Revisé y encontré la causa: la llanta trasera floja de aire. Con la bomba portátil apenas logré darle algo de presión, no lo suficiente.
A la altura del valle llevaba 20 km en 1 hora 15 minutos. No tenía clara la ruta, pero sí la meta: 80 km. Decidí subir hacia Tecate. Los primeros kilómetros eran suaves, podía mantener 16 km/h, pero cuando llegaron los tramos duros la velocidad cayó a 10 km/h. El sol ya pegaba fuerte y, para empeorar, no había tomado agua desde que salí. Me obligué a llegar hasta cierto punto para hidratarme. Cuando paré, el descanso en una piedra, con el agua y la vista panorámica, fue un pequeño premio.
Avancé de nuevo. Crucé ciclistas que ya regresaban al valle. La última subida a Cerro Azul se me hizo pesada, pero la logré. Ahí encontré un abarrote junto al vivero, perfecto para comprar agua y descansar unos minutos. Vi el reloj: 40 km exactos. Decidí que era hora de regresar, aunque no alcanzara Tecate.
Regreso por ruta alterna
Tomé otro camino de vuelta, pensando que sería más ligero, pero también escondía sus subidas. Aun así, logré mejorar un poco el promedio: de 15 km/h subí a 17. Crucé el valle sin detenerme, ya con el viento en contra y el sol de frente. El desgaste comenzaba a sentirse.
El ascenso final
La última gran prueba era subir rumbo a la UABC. Hice una parada rápida para hidratarme y encaré el ascenso. Iba concentrado, sin desesperarme. El ritmo no era alto, pero tampoco se me hizo imposible. Al final, coroné San Pedro. Desde ahí, la recompensa: tres kilómetros de bajada a 40 km/h que devolvieron energía al cuerpo.
El tramo final fue incómodo: tierra suelta, subidas cortas y el sol golpeando con todo. Aun así, quedaban fuerzas para empujar. Crucé la colonia a las 11:30 am. Más tarde de lo que quería, pero entero.
Reflexión final
No fue el mejor tiempo ni la mejor media, pero lo esencial estaba cumplido: ruta larga, exigencia física y mental, y el regreso a casa seguro. Los problemas técnicos, el retraso en la salida y el sol no hicieron que la salida se sintiera como un fracaso, al contrario. Son parte del entrenamiento. Al final, lo que queda es la satisfacción de haberlo hecho, de haberse expuesto y de haber llegado.
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