Ruta del domingo – Entre la neblina y el control
Publicado el 14 July 2025

Aún no estaba del todo seguro de a dónde iría, pero sabía que necesitaba una ruta larga, una que me exigiera para mantener la condición física ganada con entrenamiento constante.
Preparé lo necesario: un bidón de agua, herramienta básica, un tubo para la llanta y la bomba de aire. Coloqué las luces, me puse el chaleco reflectante —es indispensable ser visible cuando se comparte carretera con autos— y salí de casa a las 06:48 am. No era tan temprano, pero la densa neblina hacía que la mañana se sintiera fresca.
Al incorporarme a la carretera libre a Tecate, subí un poco la intensidad. Sabía que sería un recorrido largo, pero la tranquilidad de la mañana invitaba a acelerar. El tráfico era moderado. Tomé el mismo camino que suelo usar entre semana. Todo estaba en orden. A pesar de que ya eran las 8:00 am, no había señales del sol; la neblina seguía cubriendo todo.
Pasando por la gasolinera, noté a otro ciclista. Llevaba un ritmo lento, contemplando el lugar. Me pareció reconocerlo de algunos videos en YouTube grabados en esa zona. No lo saludé, no quería interrumpir su recorrido. Seguí con paso firme. La subida a San Pedro ya me es familiar. La tomé con calma; incluso me parece relajante, salvo los últimos 2 kilómetros, donde la velocidad baja de 13 a 10 km/h. Es una sección muy inclinada, pero con buena cadencia se sube sin problema.
Después viene la gran bajada hacia el Valle de las Palmas: kilómetros sencillos, clima fresco, sin rayos de sol. La neblina seguía densa, lo cual ayudaba a avanzar sin agotarse. El paisaje del valle transmite tranquilidad. Era una combinación perfecta: mañana nublada, poco tráfico, frescura. Vale la pena vivirlo.
Los siguientes 10 km son planos, ideales para mantener ritmo constante y practicar pedaleo en zona 2. En una hora llegué al parque del valle, pero esta vez no paré. No había cansancio; el clima seguía ayudando.
Luego tocaba la subida larga hacia Cerro Azul, unos 12 km que normalmente me toma una hora. La tomé con calma. Ya no se siente tan agotadora. Antes me parecía un reto; ahora mantuve una velocidad de 13 km/h sin problema. A mitad de la subida, el sol apareció. La neblina comenzó a disiparse, y vendría la parte más difícil del recorrido. Me detuve a hidratarme. Era necesario para mantener la concentración y no desgastarme de más.
En la recta final, me crucé con ciclistas que ya bajaban hacia el valle, mientras yo celebraba estar por llegar a la cima. Logré subir sin mucho esfuerzo. No paré. Aún tenía energía. Tocaba bajada y planos, ideales para recuperar. La carretera en buen estado y con buen acotamiento ayuda mucho. Saludar a los ciclistas que suben siempre da un buen ánimo.
Ya en la última subida antes de llegar a Tecate, sentí que no fue tan complicada como otras veces. Llegué, bebí un poco de agua y seguí. Tomé la autopista rumbo a Tijuana. El camino es largo, con pocas subidas. Mantuve una media de 25 km/h, bajando solo en pequeños ascensos.
Me salí de la autopista para incorporarme de nuevo a la carretera libre: la zona más peligrosa. Aquí hay que estar muy atentos. Los autos no perdonan. Eran ya las 10 am y el tráfico se había intensificado. Decidí tomar una vereda lateral en sentido contrario. Antes de llegar, un auto me pasó muy cerca, a gran velocidad. Una advertencia brutal. No entiendo cómo hay gente así. Teniendo tanto espacio para guardar distancia, no lo hacen. Eso reafirma que no importa la experiencia: nunca puedes confiarte.
Al tomar la vereda, el camino se volvió más divertido. Practiqué un poco de downhill. Es una habilidad que me gusta porque exige control total de la bici. Ya en los últimos kilómetros, antes del puente de San Pedro, hay otro tramo peligroso sin acotamiento. Aquí los conductores parecen menos conscientes. No es agradable pasar por ahí, pero es necesario.
Al llegar al puente, sentí alivio. Quedaban 5 km, unos 15 minutos. No estaba agotado, pero ya deseaba llegar a casa. Al final, completé 70 km en 3 horas y 30 minutos, con una velocidad media de 19.1 km/h. Fue un recorrido eficiente, tranquilo, sin fatiga y sin ser lento.
Sin duda, el entrenamiento está dando resultados. Cada vez soporto mejor estas rutas largas. La recta final siempre estresa por lo inconscientes que pueden ser algunos automovilistas y la falta de caminos adecuados, pero fuera de eso, fue una experiencia muy buena. Solo hay que tener más precaución. No asumir, no arriesgar. Llegar entero vale más que cualquier estadística. Tomar el camino más seguro, aunque implique más tiempo, siempre será la mejor decisión.
🗺 Ruta asociada
- 📍 Nombre: Valle de las Palmas - Cerro Azul - El Carrizo (ida y vuelta)
- 📏 Distancia: 75.00 km
- ⏱ Tiempo estimado: 270 min
- 🔥 Calorías estimadas: 2000 kcal
- ⭐ Dificultad: 5 / 5
- ⚠️ Peligrosidad: Media
- ⬆️ Altimetría: Subidas progresivas por carretera, con cambios de altitud entre cerros y valles
- 💓 Zona cardíaca: Z2-Z4
- 🌀 Fluidez: Alta
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